Hay varios elementos que intervienen en el Hikikomori y que son exclusivos de la cultura japonesa. Aunque existen contextos y problemas similares en países occidentales, este tipo de comportamiento no aparece. El Hikikomori es una realidad japonesa.
En muchos desordenes mentales es normal que surjan síntomas semejantes al retiro social que sufren los Hikikomori. Muchas personas empiezan a tener miedo del mundo exterior y sufren crisis de agorafobia. Pero es aquí donde acaban las semejanzas. El cuadro sintomático es único e inexplicable en occidente. El doctor H. Grubb, vincula este problema tan especial a una cultura tan especial como la japonesa, algo que esta fuera de la imaginación de la cultura occidental.
Solo hay que fijarse en la profundidad y las connotaciones de la palabra, el lexema Komori, da un matiz especial a la retirada social, dándole un valor religioso y tradicionalista. En definitiva nos muestra que el retiro social hunde sus raíces en las estructuras históricas y culturales japonesas.
El Sekentei, vergüenza social y la tendencia a encubrir los problemas de la familia son ciertamente más fuertes en Japón que en otros países. El sistema escolar, altamente coercitivo, que impide la creatividad y con métodos educativos controvertidos, son también específicos del país.
También lo es la estructura de la familia, ancestral y rígida, en la que suelen convivir varias generaciones (abuelos, padres, hijos e incluso nietos).
El grupo, la presión y las expectativas que este causa en las personas y en los grupos sociales (familia, pares, empresa), son característicos de Japón. Es especialmente fuerte la presión para impedir que los jóvenes desarrollen la capacidad de ser ellos mismos, independientes y diferentes del resto de personas.
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